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Tendencias 04 de febrero

Optimizar una cartera inmobiliaria: estrategia para maximizar la rentabilidad

El sector inmobiliario busca alternativas a los materiales tradicionales como el hormigón y el acero para poder reducir su huella de carbono. 

El sector inmobiliario es responsable de un 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero que se emiten. Dentro del objetivo de reducir su impacto medioambiental, el sector busca nuevos materiales que reduzcan la huella de carbono y causen menos impacto que otros altamente usados como el cemento, el acero y el aluminio. 

Tradicionalmente, se han centrado los esfuerzos en reducir las emisiones operativas de dióxido de carbono, buscando una mayor eficiencia energética. Sin embargo, un informe elaborado por el PNUMA y el Yale Center for Ecosystems + Architecture en el marco de la Alianza Mundial para los Edificios y la Construcción (GlobalABC), pone de relieve la necesidad acuciante de establecer modelos de cooperación innovadores para descarbonizar los materiales de construcción.

Materiales como el cemento, el acero, el aluminio, el plástico y el cristal no son renovables y su producción genera residuos medioambientales. En cambio, hay otras opciones que reducen el impacto ambiental del edificio: una de las opciones es la madera.

Aunque el uso de la madera en España se mantiene como minoritario, con apenas un 1% de representación del conjunto de la edificación, su uso va en aumento debido a su potencial de escalabilidad, sostenibilidad, resistencia y durabilidad. Además, aporta flexibilidad, necesaria para edificios urbanos.

En la última década, se ha popularizado el sistema CLT (Cross Laminated Timber), un material que se usa en la construcción industrializada. Este material tiene una resistencia muy similar al del hormigón armado y cuenta con un peso inferior.

El bambú es un recurso renovable de rápido crecimiento que se ha posicionado como un material para la construcción en las dos últimas décadas. El material ofrece una gran resistencia además de elasticidad y flexión. Uno de los puntos a favor del uso del bambú es su rápido crecimiento: en solo tres años alcanza su etapa de máxima dureza.

El informe de GlobalABC apunta que los avances en la ingeniería del bambú han demostrado un rendimiento estructural similar al de la madera laminada y el acero. Sin embargo, todavía hay que invertir en el desarrollo de métodos de construcción de bajo coste y bajas emisiones de carbono. 

Otra opción es la recuperación de subproductos de la silvicultura y la agricultura para generar materiales de construcción. El uso de la biomasa tiene la ventaja que se nutre de fuentes que actualmente se desperdician y contribuyen sustancialmente a las emisiones de gases de efecto invernadero. 

A pesar de las ventajas que ofrece el uso de estos materiales, se requeriría una gran inversión para poder escalar el negocio, según apunta GlobalABC. De usarse, los materiales lignocelulósicos de rápido crecimiento podrían reducir significativamente el pico previsto de emisiones mundiales de dióxido de carbono. 

Nuevos materiales sostenibles para la construcción

Tendencias7 de enero de 2025

El sector inmobiliario busca alternativas a los materiales tradicionales como el hormigón y el acero para poder reducir su huella de carbono. 

El sector inmobiliario es responsable de un 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero que se emiten. Dentro del objetivo de reducir su impacto medioambiental, el sector busca nuevos materiales que reduzcan la huella de carbono y causen menos impacto que otros altamente usados como el cemento, el acero y el aluminio. 

Tradicionalmente, se han centrado los esfuerzos en reducir las emisiones operativas de dióxido de carbono, buscando una mayor eficiencia energética. Sin embargo, un informe elaborado por el PNUMA y el Yale Center for Ecosystems + Architecture en el marco de la Alianza Mundial para los Edificios y la Construcción (GlobalABC), pone de relieve la necesidad acuciante de establecer modelos de cooperación innovadores para descarbonizar los materiales de construcción.

Madera, el nuevo hormigón

Materiales como el cemento, el acero, el aluminio, el plástico y el cristal no son renovables y su producción genera residuos medioambientales. En cambio, hay otras opciones que reducen el impacto ambiental del edificio: una de las opciones es la madera.

Aunque el uso de la madera en España se mantiene como minoritario, con apenas un 1% de representación del conjunto de la edificación, su uso va en aumento debido a su potencial de escalabilidad, sostenibilidad, resistencia y durabilidad. Además, aporta flexibilidad, necesaria para edificios urbanos.

En la última década, se ha popularizado el sistema CLT (Cross Laminated Timber), un material que se usa en la construcción industrializada. Este material tiene una resistencia muy similar al del hormigón armado y cuenta con un peso inferior.

Bambú, el material que más rápido crece

El bambú es un recurso renovable de rápido crecimiento que se ha posicionado como un material para la construcción en las dos últimas décadas. El material ofrece una gran resistencia además de elasticidad y flexión. Uno de los puntos a favor del uso del bambú es su rápido crecimiento: en solo tres años alcanza su etapa de máxima dureza.

El informe de GlobalABC apunta que los avances en la ingeniería del bambú han demostrado un rendimiento estructural similar al de la madera laminada y el acero. Sin embargo, todavía hay que invertir en el desarrollo de métodos de construcción de bajo coste y bajas emisiones de carbono. 

Construcción a partir de biomasa

Otra opción es la recuperación de subproductos de la silvicultura y la agricultura para generar materiales de construcción. El uso de la biomasa tiene la ventaja que se nutre de fuentes que actualmente se desperdician y contribuyen sustancialmente a las emisiones de gases de efecto invernadero. 

A pesar de las ventajas que ofrece el uso de estos materiales, se requeriría una gran inversión para poder escalar el negocio, según apunta GlobalABC. De usarse, los materiales lignocelulósicos de rápido crecimiento podrían reducir significativamente el pico previsto de emisiones mundiales de dióxido de carbono. 

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