¿Se puede convertir cualquier tipo de nave industrial en una oficina compartida, colaborativa y moderna sin que el lugar pierda su esencia? Sí. Se deberá apostar por espacios abiertos, materiales nobles o estética industrial y zonas que permitan el trabajo en equipo y aumenten la productividad.

Cada vez son más las organizaciones y los profesionales independientes que eligen trabajar y desarrollar su día a día en espacios de coworking. Son, sin duda, una de las tendencias de los últimos años y ofrecen una zona de trabajo especial y muy colaborativa donde establecer nuevas relaciones laborales y fomentar el sentido de pertenencia a la empresa.

Esta filosofía nació en 2005 en la ciudad de San Francisco y llegaba para revolucionar la manera de trabajar. Se trata de un punto de vista a medio camino entre el trabajo más estándar y tradicional en una oficina y una vida laboral libre e independiente como, por ejemplo, un autónomo.

Estos espacios de coworking favorecen la comunicación entre las personas, aumentan la productividad, apuestan por el intercambio de talento y son una estupenda manera de crear nuevas sinergias laborales, lo cual también facilita la resolución de problemas. La cooperación y el clima laboral son claves, y son posible, en parte, gracias al diseño de estos modernos despachos.

Las principales claves para equipar una nave industrial en un espacio abierto ¿y hacerlo con éxito¿ son aprender a eliminar las barreras físicas y apostar por las nuevas tecnologías.

La ventaja de una nave industrial es (generalmente) su gran tamaño. En una construcción tan amplia resulta fácil ir diseñando nuevos espacios abiertos y zonas de trabajo en equipo donde fomentar las relaciones interpersonales. Eso sí, cuantas menos paredes, muros o puertas en esta oficina compartida, mejor. Por lo tanto, es mejor eliminar los tabiques que dificultan esa comunicación y energía que emana de este tipo de espacios abiertos.

Es importante que una oficina coworking respire amplitud, luz y sea en su mayoría visible. Además de esos espacios diáfanos, también se recomienda decorar la nave industrial acorde con este nuevo uso. Para ello, lo mejor es decantarse por materiales nobles como la madera o apostar por esa estética industrial y la estructura metálica que, en parte, ya viene dada por la propia edificación y que sigue estando muy de moda.

También se aconseja aprovechar toda la luz natural que pueda entrar por los grandes ventanales si los hubiera. Y, en la zona de trabajo, pintar las paredes de blanco para que ayuden a crear un ambiente limpio y luminoso.

Y, obviamente, tecnología. Se debe adecuar la nave industrial y ponerla al servicio de los últimos avances informáticos y tecnológicos. Todo grupo de personas necesita, como mínimo, una buena conexión wifi y otros servicios 2.0 para poder desarrollar su trabajo de la manera más cómoda y eficiente. Sea cual sea su tipo de actividad. Por eso, hay que incorporar las tecnologías más incipientes en este rediseño del espacio.

En realidad, instalar una oficina de coworking en cualquier tipo de nave industrial es un gran proyecto, pero a su vez sencillo. Lo ideal es, en la mayoría de casos, mantener la esencia y el espíritu industrial y preservar bastantes elementos originales. Entonces, ¿cuáles son los mejores cambios? Mejorar la iluminación y priorizar la luz natural, garantizar las necesidades tecnológicas y asegurar un espacio abierto, creativo y libre.

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