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Para muchos adquirir suelo urbano no consolidado es una inversión a largo plazo barata y efectiva. Estos terrenos, presentes en la ciudad, requieren reformas y transformaciones. Pero ¿sabes cuáles son las obligaciones que comporta? ¿Qué puedes y qué no puedes hacer con ellos?
En España existen diversas calificaciones para los suelos. Una de ellas es la de
suelo urbano no consolidado, que es aquel que está sujeto a la actividad urbanística de transformación. Es decir, que aún necesita la ejecución de obras de urbanización. Por ejemplo, sería el caso de antiguas fábricas o estaciones ferroviarias que, actualmente, están en desuso y que habría que urbanizar casi desde 0.
También llamado de núcleo rural, este suelo necesita que sea terminada su urbanización para poder empezar a construir en él. Un suelo urbano no consolidado necesita, por lo tanto, pasar por muchos trámites y gastos antes de poder ser edificado. Se tratan, en definitiva, de espacios sin urbanizar, pero rodeados de terrenos urbanizados y edificados o de terrenos que ayudarán a completar el tejido urbano y la remodelación de las ciudades. Para muchos, una gran inversión.
En el suelo urbano no consolidado, los deberes de los propietarios son similares a los del suelo urbanizable. Aunque algo más exigentes. Para construir en este tipo de suelo urbano, hay que cumplir con ciertas obligaciones. En primer lugar, ceder al ayuntamiento cerca del 10% del espacio (esta cifra dependerá de cada Ayuntamiento) y costear los gastos de urbanización de la zona. Es decir, con este porcentaje cedido, se construirán los elementos urbanísticos previstos en el planteamiento.
También es necesario gestionar un proyecto que tenga equidistribución y en el que todos los propietarios del suelo estén de acuerdo. Y, finalmente, presentar un Plan Especial de Reformas de Interior que permita dotar a los terrenos las infraestructuras necesarias, entre otros aspectos. Y, muy importante: no se podrá construir en este terreno hasta que todas estas obligaciones se hayan cumplido. Por lo tanto, habrá que estar pendiente de la aprobación de estos planes, de los permisos de obras y de las resoluciones urbanísticas.
Cualquier propietario de un suelo urbano no consolidado debe conocer el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Es en este documento donde se define el modelo territorial de cada municipio ¿que es en el que se va a tener que regir toda su propuesta- y donde se regula qué, dónde y cuánto se puede hacer.
Y es que cada Ayuntamiento tiene su palabra en las segregaciones y ventas de este tipo de suelo urbano. Y, para consultar, la oferta de este tipo de terreno
Terrenos28 de noviembre de 2022
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Para muchos adquirir suelo urbano no consolidado es una inversión a largo plazo barata y efectiva. Estos terrenos, presentes en la ciudad, requieren reformas y transformaciones. Pero ¿sabes cuáles son las obligaciones que comporta? ¿Qué puedes y qué no puedes hacer con ellos?
En España existen diversas calificaciones para los suelos. Una de ellas es la de
suelo urbano no consolidado, que es aquel que está sujeto a la actividad urbanística de transformación. Es decir, que aún necesita la ejecución de obras de urbanización. Por ejemplo, sería el caso de antiguas fábricas o estaciones ferroviarias que, actualmente, están en desuso y que habría que urbanizar casi desde 0.
También llamado de núcleo rural, este suelo necesita que sea terminada su urbanización para poder empezar a construir en él. Un suelo urbano no consolidado necesita, por lo tanto, pasar por muchos trámites y gastos antes de poder ser edificado. Se tratan, en definitiva, de espacios sin urbanizar, pero rodeados de terrenos urbanizados y edificados o de terrenos que ayudarán a completar el tejido urbano y la remodelación de las ciudades. Para muchos, una gran inversión.
Obligaciones del inversor
En el suelo urbano no consolidado, los deberes de los propietarios son similares a los del suelo urbanizable. Aunque algo más exigentes. Para construir en este tipo de suelo urbano, hay que cumplir con ciertas obligaciones. En primer lugar, ceder al ayuntamiento cerca del 10% del espacio (esta cifra dependerá de cada Ayuntamiento) y costear los gastos de urbanización de la zona. Es decir, con este porcentaje cedido, se construirán los elementos urbanísticos previstos en el planteamiento.
También es necesario gestionar un proyecto que tenga equidistribución y en el que todos los propietarios del suelo estén de acuerdo. Y, finalmente, presentar un Plan Especial de Reformas de Interior que permita dotar a los terrenos las infraestructuras necesarias, entre otros aspectos. Y, muy importante: no se podrá construir en este terreno hasta que todas estas obligaciones se hayan cumplido. Por lo tanto, habrá que estar pendiente de la aprobación de estos planes, de los permisos de obras y de las resoluciones urbanísticas.
¿Puedo vender una parte de este terreno?
Cualquier propietario de un suelo urbano no consolidado debe conocer el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Es en este documento donde se define el modelo territorial de cada municipio ¿que es en el que se va a tener que regir toda su propuesta- y donde se regula qué, dónde y cuánto se puede hacer.
Y es que cada Ayuntamiento tiene su palabra en las segregaciones y ventas de este tipo de suelo urbano. Y, para consultar, la oferta de este tipo de terreno
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