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Este documento administrativo acredita que una vivienda reúne los requisitos técnicos e higiénico-sanitarios mínimos para vivir. Tiene una vigencia concreta, que varía en función de la Comunidad Autónoma, y es imprescindible para contratar servicios como la luz o para alquilar o vender un inmueble.

La cédula de habitabilidad es un documento que acredita que una vivienda cumple las condiciones mínimas para vivir. Se analizan ciertos criterios técnicos e higiénicos-sanitarios que son indispensables para que una persona pueda vivir en ese inmueble.

Cuando esta licencia hace referencia a viviendas de nueva construcción, se llama cédula de primera ocupación. En cambio, la cédula de primera ocupación de rehabilitación es la que se otorga a las viviendas que han sido rehabilitadas y mejoradas. Finalmente, también existe la cédula de habitabilidad de segunda ocupación para viviendas edificadas y habitadas con anterioridad.

Esta licencia también será necesaria, por ejemplo, cuando se transforme lo que, anteriormente, era un local en una futura vivienda. Una vez finalizadas todas las obras, hay que obtener la cédula de primera ocupación.

Esta licencia está regulada por las distintas comunidades autónomas, quienes establecen su propia normativa. Así, por ejemplo, desde el año 2013, en Cataluña la vigencia de la cédulas de primera ocupación es de 25 años. En cambio, las licencias de primera ocupación de rehabilitación tienen una validez de 15 años.

Por su parte, en lugares como Asturias, la validez es de 10 años para las cédulas de segunda ocupación y rehabilitación concedidas antes de 2004, y de 15 años para las concedidas después de 2004.

La cédula de habitabilidad incluye, por ejemplo, la dirección de la vivienda, su superficie útil, las estancias y espacios y el umbral máximo de ocupación. En este documento no figura el nombre de la persona propietaria del inmueble, pero sí identifica al profesional técnico que certificó la habitabilidad de la vivienda.

Este documento es necesario para vender, alquilar o hacer cesión de uso de una propiedad inmobiliaria. También resulta imprescindible para dar de alta servicios básicos en una casa como la luz, el gas o la electricidad. Una vez este documento caduca, el propietario de la vivienda debe iniciar un nuevo trámite para obtener una nueva cédula.

En una compraventa, el vendedor será el encargado de hacerse cargo de la cédula de habitabilidad. Sin embargo, las partes pueden acordar que el comprador sea el que se haga cargo de esta licencia. En un alquiler, la cédula de habitabilidad es responsabilidad del propietario, que será quien tenga que solicitarla y abonarla.

Cada Comunidad Autónoma dispone de su propia normativa y, por lo tanto, establece sus propios requisitos a la hora de otorgar este documento. Eso sí, aunque pueden variar según la zona, es cierto que se analizan ciertos factores comunes tanto en las viviendas como en los edificios.

Algunos de estos son que, por norma general, los edificios tengan una correcta infraestructura de telecomunicaciones  y que permitan acceder a cada una de sus viviendas sin problemas.

Y no hay que preocuparse si se pierde este documento administrativo. Se puede solicitar un duplicado en el organismo que la concedió. Una última cosa: aunque no haya caducado, siempre que se realicen obras de rehabilitación en una vivienda, se deberá pedir una nueva licencia.

Cédula de habitabilidad. ¿Qué es? ¿Para qué sirve?

02 de julio del 2024 Vivienda

Este documento administrativo acredita que una vivienda reúne los requisitos técnicos e higiénico-sanitarios mínimos para vivir. Tiene una vigencia concreta, que varía en función de la Comunidad Autónoma, y es imprescindible para contratar servicios como la luz o para alquilar o vender un inmueble.

La cédula de habitabilidad es un documento que acredita que una vivienda cumple las condiciones mínimas para vivir. Se analizan ciertos criterios técnicos e higiénicos-sanitarios que son indispensables para que una persona pueda vivir en ese inmueble.

Cuando esta licencia hace referencia a viviendas de nueva construcción, se llama cédula de primera ocupación. En cambio, la cédula de primera ocupación de rehabilitación es la que se otorga a las viviendas que han sido rehabilitadas y mejoradas. Finalmente, también existe la cédula de habitabilidad de segunda ocupación para viviendas edificadas y habitadas con anterioridad.

Esta licencia también será necesaria, por ejemplo, cuando se transforme lo que, anteriormente, era un local en una futura vivienda. Una vez finalizadas todas las obras, hay que obtener la cédula de primera ocupación.

¿Qué incluye esta licencia y qué vigencia tiene?

Esta licencia está regulada por las distintas comunidades autónomas, quienes establecen su propia normativa. Así, por ejemplo, desde el año 2013, en Cataluña la vigencia de la cédulas de primera ocupación es de 25 años. En cambio, las licencias de primera ocupación de rehabilitación tienen una validez de 15 años.

Por su parte, en lugares como Asturias, la validez es de 10 años para las cédulas de segunda ocupación y rehabilitación concedidas antes de 2004, y de 15 años para las concedidas después de 2004.

La cédula de habitabilidad incluye, por ejemplo, la dirección de la vivienda, su superficie útil, las estancias y espacios y el umbral máximo de ocupación. En este documento no figura el nombre de la persona propietaria del inmueble, pero sí identifica al profesional técnico que certificó la habitabilidad de la vivienda.

Este documento es necesario para vender, alquilar o hacer cesión de uso de una propiedad inmobiliaria. También resulta imprescindible para dar de alta servicios básicos en una casa como la luz, el gas o la electricidad. Una vez este documento caduca, el propietario de la vivienda debe iniciar un nuevo trámite para obtener una nueva cédula.

En una compraventa, el vendedor será el encargado de hacerse cargo de la cédula de habitabilidad. Sin embargo, las partes pueden acordar que el comprador sea el que se haga cargo de esta licencia. En un alquiler, la cédula de habitabilidad es responsabilidad del propietario, que será quien tenga que solicitarla y abonarla.

¿Quién regula y marca los requisitos?

Cada Comunidad Autónoma dispone de su propia normativa y, por lo tanto, establece sus propios requisitos a la hora de otorgar este documento. Eso sí, aunque pueden variar según la zona, es cierto que se analizan ciertos factores comunes tanto en las viviendas como en los edificios.

Algunos de estos son que, por norma general, los edificios tengan una correcta infraestructura de telecomunicaciones  y que permitan acceder a cada una de sus viviendas sin problemas.

Y no hay que preocuparse si se pierde este documento administrativo. Se puede solicitar un duplicado en el organismo que la concedió. Una última cosa: aunque no haya caducado, siempre que se realicen obras de rehabilitación en una vivienda, se deberá pedir una nueva licencia.

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